Carta , Chema, Chopero, Villa y Yo y una vez juntos emprendimos el viaje direccion a la A3
una vez pasado Arganda nos desviamos direccion a Morata para coger las carreteras que nos
gustan (comarcales o locales con curvitas) una vez llegado a Morata circulamos por la Vega del tajuña
hasta Ambite para hacer una breve parada y
donde nos desviamos con direccion Guadalajara ,
hacia Tendilla Un pueblo pintoresco de Guadalajara
donde paramos para reponer fuerzas
Una vez dado buena cuenta de nuestras viandas proseguimos nuestro viaje hacia Civica
En el valle del Tajuña, en la carretera entre Brihuega y Masegoso de Tajuña, en el término municipal de
Barriopedro, descubrimos Cívica, un caserío particular formado por un pequeño conjunto urbano, cubierto
de frondosa vegetación con arroyos y cascadas surgiendo por todas partes, con grutas manantiales,
escaleras, terrazas, paseos, balaustradas de piedra, rellanos, etc., que le confieren un aire misterioso y
atrayente, en definitiva un sitio curioso y pintoresco, emplazado en un paraje de gran belleza paisajística,
visible a pie de carretera, de cuyas peñas horadadas de piedra blanca cuelgan los hilos finísimos de la
catarata, sonando con marcada delicadeza.
Al parecer los frailes que no respetaban los rigurosos principios de convivencia de la Orden, eran
enterrados lejos del cementerio, en el lugar que ahora ocupa una huerta. Del convento no queda ni rastro, a
excepción de una parte de los muros de la fábrica de papel, que tuvo escasa vida y de la que solo se
conservan las piletas, donde se mezclaba la pasta y la resina.
En los aledaños del caserío principal se localiza una gruta, a la que llaman “cueva de la mora”, por
servir de improvisada prisión a una princesa morisca. La maleza ha ido cegando su entrada hasta ocultarla.
Pero si hay algo que identificar son los laberintos que aparecen labrados en la pared a la falda de la
montaña, conformando puertas y ventanas arqueadas de ojiva, junto a pedazos de estalactitas, le dan un
aspecto troglodita del sitio y que son fruto del capricho de un cura y con consentimiento del pueblo. Esta
minuciosas y loable edificación es fruto de la paciencia y la tenacidad humana de D. Aurelio, cura de
Valderrebollo, como consecuencia de verse agasajado en el reparto de la herencia de los terrenos y
dependencia de la hacienda. Invirtió dinero en el acondicionamiento de los túneles, grutas y pasadizos, que
se habían formado por los efectos erosivos del agua y el viento sobre la pared. Colocó balaustradas en
lugares estratégicos, barandillas en las zonas de mayor riesgo y largas escalinatas para facilitar los accesos.
Cada día de su vida salía caminando desde Valderrebollo, daba misa en Yela y continuaba la marcha hasta
Cívica (unos 12 kilómetros aproximádamente), hiciese frío, calor o nevase y cuando alguien, al verle paraba
el coche y se ofrecía a llevarle, él se negaba y continuaba su andadura Las obras las realizaba con cuadrillas
de albañiles, una veces con los de Cogollor, otras con los de Valderrebollo… Así hasta que puso fin a su
obra allá por los años 60.
El trabajo del cura fue aireado y por aquello de sacarle partido, se instaló un establecimiento de
bebida con terraza, conocido popularmente como «el bar del cojo» o de Severiano que estuvo al frente del
bar hasta hace poco más de veinte años que se cerró definitivamente y que podemos visitar por estar sus
puertas abiertas, fruto de la violencia de algún vándalo, de este modo podemos contemplar las pilas en las
que Severiano llenaba con un chorrito constante de agua del manantial, que servía para enfriar los refrescos
porque «no había luz eléctrica», tal y como nos relata nuestro informante Luis, el hijo de Severiano y como
recordamos algunos de haber hecho nuestra parada para refrescarnos, antes de llegar a nuestros pueblos.
Y así donde antes hubo un magnífico jardín, en el que predominaba el color y el aroma de los lirios,
ahora es
un yermo. Don Aurelio no dejó descendencia directa, pasando la propiedad a manos del ama de llaves, que
residía en Valderrebollo, al fallecer ésta pasó a manos de sus sobrinos que lo mantienen en el más absoluto
abandono.
Es obligado hacer una parada para contemplar las caprichosas figuras que el agua, el viento y el
hombre han ido formando sobre las paredes, ya que con la llegada de los calores estivales Cívica se
convierte en un lugar privilegiado, por disfrutar de suave rumor de la corriente del Tajuña, donde se sitúa el
bar nuevo que atrae tanto a pescadores como a viandantes.
Jardín de la Alcarria en la que disfrutamos de un relajado y tranquilo paseo por sus calles y cementerio
Donde alguno encontro algo familiar jejejej
La verdad que el cementerio Viejo tenia algo especial aunque un poco siniestro........
Seguimos paseando por sus calles para terminar comiendo en una terraza de la zona
Y como la tarde se presentaba un poco nubosa y tormentosa emprendimos la vuelta hacia el
pueblo de Torija modificando un poco la ruta y evitando la tormenta hasta Madrid
Donde paramos a despedirnos e intentar no mojarnos ya que la Tormenta
nos aguardaba para este final de ruta , en fin que nos mojamos unos mas que otros intentando llegar a
casa jejej
Ruta bonita donde se disfruta de paisajes y zonas espectaculares para repetir
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